En un adiós no está la despedida,
si no el comienzo,
del valor de las personas,
y sus sentimientos.
En un adiós la vida
te arrebata sueños,
ilusiones y esperanzas se van perdiendo,
y quedan tan solo recuerdos,
vendidos rencores al sufrimiento.
A mí me quedó la nostalgia de tus besos,
tus caricias robadas
y tus silencios.
me quedó tu mirada grabada en mi cuerpo
y tu despertar en la mañana sonriendo.
Me quedó el morir derrochando
todos mis esfuerzos,
por entender esta vida, y no la entiendo.
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